Todo esto empezó en una idea, que recorrió a paso
ligero todas mis neuronas. Encendiéndolas, apagándolas. Tras eso, todo se
volvió claro. Como el vino. Pedí permiso a mi corazón, y se llenó
completamente, de ti, vaciándose de la razón.
Cada una de mis pupilas, se impregno de tu olor. Pude
oler, cada uno de tus recuerdos. Mis papilas, observaron a tu voz, mientras nos
metía en una misma frase.
Cuando todo comenzó, no esperé llegar muy lejos. Tú
estabas en ti, y yo... sólo era yo. Disolviendo sonrisas lejanas, en trozos de
algodón., y echándolas a volar, para que fuera donde fuese, estuvieras conmigo.